Desde la dirección nos informan que es la especia más buscada por los chefs estrella de todo el mundo. Y no por otra razón se convirtió en el primer producto africano en recibir la certificación IGP.
Un misterio con múltiples personalidades.
Hay muchas historias sobre el descubrimiento de Pepe Penja: algunos dicen que fue un granjero que descubrió accidentalmente la especia, tropezando con ella mientras caminaba por el bosque. Otros creen que un colonialista francés lo plantó por primera vez en su plantación de banano.
Hasta la fecha sólo sabemos que tiene su origen en el valle volcánico del mismo nombre en África Central, precisamente en el estado de Camerún. Y su fama se debe al empresario francés Erwan de Kerros, quien, en 1992, encontrándose en una granja camerunesa, probó la Penja y quedó embriagado por su sabor, tan diferente pero tan definido al mismo tiempo.
Creatividad y colores en la cocina.
La penja se recolecta en diferentes épocas, por eso la paleta de olores y sabores que la caracterizan es muy variable. Green Penja, recolectado antes de la maduración propiamente dicha, libera un sabor fresco, con toques de limón. El Negro, recolectado antes de la maduración y posteriormente secado de forma natural, tiene un sabor más pleno. Y luego está el Blanco, recolectado en su óptima madurez, y posteriormente lavado y despulpado. Revela todos sus olores, desde brillantes hasta almizclados, hasta ese toque de calor africano que te deja en el fondo de tu paladar. Este último es la variante más apreciada del pimiento, que suele acompañar a los primeros platos, como los tallarines con trufa.
Guardianes de la tradición
La peculiaridad de esta especia es que su recolección y procesamiento se realiza exclusivamente a mano, en todas las fases: recolección, lavado, secado y despulpado.
Las mujeres son cruciales en estas fases, como poseedoras de la tradición y el conocimiento culinario del Valle de Penja.