Esta fruta originaria de África occidental, en particular de la región de Casamance en Senegal, tiene algo mágico. El árbol Madd (en wolof) forma parte del “Bosque Sagrado”. En las comunidades Diola esta especie se utiliza como muro o cortina para ocultar lo que sucede en las arboledas sagradas. Nos hacen pensar un poco en los otorrinolaringólogos.
Familia MADD
Los Saba son muy importantes en la economía familiar de las comunidades de Casamance, en particular para los Djola, agricultores por tradición. Por este motivo es fácil de encontrar en los mercados locales, donde se vende cubierto de azúcar.
Su colección está súper organizada; la fecha de inicio de la cosecha es fija y está reservada únicamente a las poblaciones locales. Son principalmente mujeres y niños quienes revenden la cosecha en los distintos mercados semanales a los vendedores ambulantes, conocidos como "Banas Banas". Los principales destinos son los mercados más importantes de Senegal: Kolda, Diaobe, Bignona, Touba, Dinguiraye y Dakar.
¿Dulce o un poco salado?
El fruto se consume crudo o cocido en platos dulces y salados, dependiendo de su edad lo que determina su dulzor o acidez. Lo sazonas con azúcar, sal y/o frío, a tu gusto.
La pulpa agridulce es ideal para crear jugos y batidos refrescantes. También se transforma en puré, delicioso néctar y en excelentes mermeladas y conservas. Incluso se puede consumir el interior de la cáscara, cubierto por una piel superficial.
Las hojas se utilizan para crear sabrosas salsas y condimentos como aperitivo con sabor salado o dulce.
En la Alta Guinea, los núcleos rodeados de pulpa se secan al sol y se utilizan en sustitución del limón y el tamarindo.