La relación del Ecuador con el agua es muy particular.
De hecho, en el país, como en el resto de América Latina, hay una alta disponibilidad de recursos hídricos, si comparamos las reservas de agua con la población: pero en la región latinoamericana hasta 34 millones de personas no tienen acceso al agua potable, a pesar de disponer de un tercio del agua dulce del planeta.
Además, en Ecuador el agua no se distribuye equitativamente en el propio territorio.
Por ejemplo, en la zona andina no existen acuíferos subterráneos: la disponibilidad de agua prácticamente depende sólo de la precipitación atmosférica y de la conservación de un ecosistema muy particular, el llamado Páramo Andino.
En estas zonas, la disponibilidad de agua es muy baja, por no decir inexistente.
Así, si bien a nivel nacional la cobertura de agua potable es superior al 70%, en las zonas rurales las familias que tienen acceso a agua potable son sólo el 35%.
Las comunidades involucradas en el proyecto hídrico de WAMI están ubicadas en la zona andina del país, en la región de la Sierra central del Ecuador: la mayoría de las familias son indígenas y campesinos, que se dedican principalmente a la agricultura familiar. En particular, en la zona de este proyecto hídrico, sólo el 22% de la población tenía acceso al agua y el resto de la población extraía agua para consumo humano directamente de ríos y manantiales.