Ahora quizás estés pensando: "¿Pero cómo ha conseguido Pavè donar estos litros?".

Spoiler: él también lo está haciendo gracias a ti. De hecho, cada lata o botella de WAMI vendida equivale a 100 litros de agua donados a comunidades que no tienen acceso a ella. Dos cálculos rápidos: todo comienza con la identificación de un acuífero seguro y sostenible cerca de las comunidades que se beneficiarán del proyecto. El agua se bombea desde estos acuíferos a un aljibe conectado a las viviendas del pueblo mediante una red de tuberías que termina en un grifo para cada familia.

Cada grifo, cuya financiación requiere alrededor de 10.000 productos, suministra más de 1.000.000 de litros de agua.

La ecuación se vuelve así de simple: ¡1 producto corresponde a 100 litros donados! Y al ingresar el código en la etiqueta podrás saber inmediatamente a qué familia estás donando.

Pan comido

Crear proyectos hídricos no significa sólo "dar agua" a las comunidades involucradas.

El agua accesible aporta hidratación, valor social y económico, capacidad de planificar y crear. En nuestros proyectos en los distritos de Norwood y Wilgamuwa, el acceso directo a este recurso significa una mayor tranquilidad para las comunidades y la capacidad de realizar sus actividades económicas sin el problema de agua contaminada o escasa. A esto contribuye también una de las producciones más importantes del país, la del té.

Norwood Wilgamuwa

Cada año se producen en Sri Lanka 320 millones de kilos de té: para producir un kilo de hojas frescas se necesitan 2.400 litros de agua y para beber una taza, como la que ahora tienes sobre la mesa, se necesitan 30 litros de producción. Gran parte de esta agua proviene de las lluvias, pero no es suficiente, especialmente en los períodos más secos.

Los resultados del proyecto de agua en Sri Lanka

El acueducto fue construido con sistema de gravedad y está ubicado en una de las zonas más pobres del país, donde aproximadamente el 86% de las familias no tienen acceso al recurso.
De hecho, las comunidades, que viven en pequeñas aldeas diseminadas dentro de las plantaciones de té, tomaban agua para beber, lavar y cocinar en un único punto de distribución comunitaria: el agua, que llegaba fluyendo por canales o dentro de tuberías viejas, estaba contaminada y no sometido a ningún tratamiento de purificación antes de su uso. En algunos casos se utilizó agua de lluvia. . Los integrantes de la Organización de Base Comunitaria participaron activamente en los trabajos, contribuyendo a llevar los materiales, a las excavaciones, a formar pequeños grupos de personas para limpiar los sitios, con el nombre de Shramadana , apoyo comunitario.